(Traducción provisoria)
Hoy aquí, en esta Ceremonia en el Parque de la Paz en Nagasaki, con profundo respeto, rindo un sincero homenaje a las almas de las víctimas de la bomba atómica. Expreso, además, mi sentida solidaridad hacia quienes todavía sufren las secuelas de la bomba atómica.
Un día como hoy, hace 66 años, una bomba atómica fue lanzada sobre Nagasaki acabando con las valiosas vidas de aproximadamente 70.000 personas, en unos segundos apenas. Aun los sobrevivientes quedaron con un dolor indescriptible y cicatrices irreparables. Nadie debe olvidar, ni repetir, los horrores causados por las armas nucleares aquí en Nagasaki. Prometo que Japón, el único país que vivió la devastación nuclear en la guerra, respetará su Constitución y mantendrá con firmeza los Tres Principios No Nucleares en favor de la eliminación definitiva de las armas nucleares y el logro de la paz mundial eterna.
Japón se ha comprometido firmemente a guiar a la comunidad internacional hacia el logro de “un mundo sin armas nucleares” y hemos llevado ese principio a la práctica hasta el momento. El año pasado, Japón presentó el borrador de una resolución ante la Asamblea General de Naciones Unidas bajo el título “Acción mancomunada hacia la eliminación total de las armas nucleares”, junto con otros 90 Estados auspiciantes, que incluyó a los Estados Unidos y fue el mayor número en la historia. La resolución fue adoptada por una mayoría aplastante. Por otra parte, Japón lanzó la Iniciativa de No Proliferación y Desarme (IDNP), que abarca un grupo trans-regional de países que no poseen armas nucleares, para implementar en forma continua los acuerdos alcanzados en la Conferencia de Revisión de las Partes del año pasado en relación al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP). El Gobierno del Japón encabeza el diálogo internacional en las áreas de desarme y no proliferación realizando actividades en colaboración con otros países que comparten la misma determinación.
Contar a las futuras generaciones los horrores de las armas nucleares es una responsabilidad histórica de Japón ante el mundo. En la ceremonia del año pasado propuse que Japón despachara “Embajadores especiales para la desnuclearización”. Hasta el momento, un total de 16 sobrevivientes de la bomba atómica de Nagasaki han participado en exposiciones relacionadas con la bomba atómica en Turquía y en intercambios por la paz, concientizando al público respecto a las tragedias de las armas nucleares y destacando la importancia de la paz en distintas partes del mundo. Agradezco sinceramente a los Embajadores para la Desnuclearización su abnegada cooperación. Además, con la colaboración de víctimas de la bomba atómica, hemos lanzado iniciativas para traducir los relatos sobre la bomba atómica a otros idiomas y presentarlos en otros países. En la ciudad de Nagasaki, he sabido que los ciudadanos emprendieron actividades de “Guías para la paz”, mediante la cual mostraban los lugares de la devastación a los niños en excursiones estudiantiles. La pasión y el interés de los habitantes de Nagasaki son indispensables para fortalecer el impulso en defensa del desarme nuclear. Japón trabajará con todos difundiendo actividades relacionadas con el desarme y la no proliferación en el mundo entero.
En la actualidad, hay personas que todavía sufren las secuelas de la bomba atómica. El Gobierno del Japón ha implementado medidas integrales de apoyo para estos individuos en las áreas de salud, atención médica y bienestar social. Llevaremos a cabo todos los esfuerzos posibles para introducir mejoras de modo que quienes esperan el reconocimiento de estar padeciendo una enfermedad relacionada con la bomba atómica, lo reciban a la brevedad. Contando con la participación de expertos, grupos de víctimas de la bomba atómica y otros, una comisión investigadora viene manteniendo reuniones desde diciembre pasado, para discutir un sistema adecuado de reconocimiento. Continuaremos apoyando a las víctimas de manera cordial, tomando en cuenta las opiniones de las víctimas de la bomba atómica ya ancianas con firmeza.
El Gran Terremoto de Japón Oriental del 11 de marzo, dañó gravemente la Central Eléctrica Nuclear Fukushima perteneciente a Tokyo Electric Power Corporation. El ulterior incidente nuclear de gran magnitud, y que se extiende en el tiempo, causó la liberación de material radiactivo generando una enorme preocupación en Japón y en el mundo.
El Gobierno del Japón, reflexionando profundamente sobre esta situación sin precedente, ha implementado todas las medidas posibles para avanzar hacia una solución del incidente lo más rápido posible y evitar riesgos para la salud. También recibimos asistencia de la Prefectura de Nagasaki, de la ciudad de Nagasaki, y de la Universidad de Nagasaki, entre otros, para medir los niveles de radiación y enviar equipos técnicos especializados en exposición a la radiación. Gracias a estos esfuerzos la situación se está estabilizando. No obstante, tenemos todavía muchos desafíos por delante y continuaremos haciendo todos los esfuerzos para resolver este problema.
Japón también está trabajando en la revisión de su política energética, desde cero. Yo analizaré detenidamente las regulaciones anteriores de Japón y las estructuras relacionadas con la seguridad de la energía nuclear, y llevaré a cabo una investigación exhaustiva sobre la causa de este incidente. Asimismo, implementaré medidas correctivas fundamentales para garantizar la seguridad. Al mismo tiempo, Japón reducirá su nivel de dependencia de la generación de energía nuclear hasta llegar a ser una sociedad libre de la dependencia de la energía nuclear.
Es nuestra responsabilidad comunicar lo que comprendimos y aprendimos de este incidente a los habitantes del mundo y a las generaciones futuras.
El año pasado, en esta ceremonia traje a colación las Conferencia Pugwash sobre Ciencia y Asuntos Internacionales. Figuras como el Dr. Albert Einstein y el Dr. Hideki Yukawa se sentían muy disgustados por la contradicción que generaba el uso de una tecnología científica creada para el bien de la humanidad como medio para crear armas nucleares. Dichas conferencias sirvieron como oportunidad para que estos individuos y otros impulsaran movimientos que exhortaban a la abolición de las armas nucleares. Las actividades de esas conferencias fueron una de mis motivaciones personales para emprender mi carrera en la política. Las tecnologías científicas deben servir para beneficiar la existencia y para el bienestar de los seres humanos. Sigo adhiriendo hasta el día de hoy a esta filosofía, que mantengo desde mis comienzos como político.
Desearía terminar mis palabras ofreciendo sentidas plegarias por el reposo de las almas de las víctimas de la bomba atómica y mis mejores deseos para el futuro de los sobrevivientes de la bomba atómica y las familias de los difuntos. Asimismo, ruego por el bienestar de todos los participantes que están hoy aquí presentes y el pueblo de la ciudad de Nagasaki. Prometo una vez más que Japón realizará todos los esfuerzos posibles por eliminar las armas nucleares y alcanzar la paz mundial eterna, para que nunca se repitan los horrores creados por las armas nucleares.
9 de agosto de 2011
Naoto Kan
Primer Ministro del Japón