En una ocasión tan significativa,
como lo es la ceremonia por la Paz en Nagasaki, me permito
respetuosamente rendir un sincero homenaje a las almas de
las víctimas de la bomba atómica. Y quisiera
también expresar mis más sentidas condolencias
a todos aquellos que sufren aún hoy las consecuencias
de ese bombardeo atómico.
El horror ocasionado por las armas nucleares nunca debe
repetirse. Tengo la firme convicción de que Japón,
como el único país que ha experimentado la
devastación nuclear durante una guerra, tiene la
responsabilidad moral de liderar las acciones que lleven
a la realización de un “mundo libre de armas
nucleares”. En ese sentido, me comprometo a aprovechar
las diversas oportunidades que se me presenten, para destacar
la importancia del desarme nuclear y de la no proliferación
de las armas nucleares ante los líderes del mundo,
incluyendo a aquellos líderes de naciones en posesión
de armas nucleares. Estoy decidido a proponer activamente
y con miras al futuro, pasos concretos para el desarme nuclear
y la no proliferación, y a contribuir en la construcción
de consenso en la comunidad internacional. Más aún,
les garantizo que Japón observará su Constitución
y mantendrá en plena vigencia los Tres Principios
No Nucleares, en pos de la eliminación de las armas
nucleares y de la construcción de una eterna paz
mundial.
El movimiento hacia el desarme nuclear y la no proliferación
de las armas nucleares ha adquirido un nuevo impulso desde
el discurso que ofreciera el Sr. Presidente de los Estados
Unidos, D. Barack Obama, en Praga en abril de 2009.
En este contexto, hoy contamos con la presencia en esta
ceremonia de representantes de más de 30 países.
Deseo expresar mi cordial bienvenida a todos los participantes.
Y hago votos por que el genuino anhelo del pueblo japonés
de nunca más volver a ver daño alguno causado
por las armas nucleares, llegue a los corazones de todos
los habitantes del mundo. Es también mi sincero deseo
que todos los aquí presentes puedan apreciar hoy
cómo Nagasaki se ha reconstruido desde las cenizas
de la guerra para convertirse en una ciudad turística
de nivel internacional y en una ciudad que representa la
paz.
Más de 4.000 ciudades en el mundo se han unido a
“Alcaldes por la Paz”, una organización
no gubernamental (ONG) encabezada por las ciudades de Nagasaki
y Hiroshima que aboga por la total eliminación de
las armas nucleares. Las actividades conducidas por ONG´s
de este tipo y por grupos de la sociedad civil juegan un
papel significativo en el avance del movimiento para lograr
el desarme nuclear mundial.
En mayo del presente año, durante la Conferencia
de Revisión del Tratado de No Proliferación
Nuclear (TNP), tengo entendido que cerca de 100 personas,
entre ellos víctimas de bombardeos atómicos,
viajaron a Nueva York para llamar la atención durante
la reunión y en las calles, sobre el horror causado
por las armas nucleares. Los esfuerzos de estas personas,
las víctimas de los bombardeos atómicos así
como también las ONG´s y los ciudadanos que
los apoyan, influyeron directamente en el logro de la Conferencia,
es decir, en la adopción de su documento final.
Llevando un poco más adelante esta acción,
desearía que las víctimas de las bombas atómicas
representen a Japón, por ejemplo como “Embajadores
Especiales para la Desnuclearización” propagando,
en diversos foros internacionales, el mensaje sobre el horror
y lo inhumano del uso de las armas nucleares y el valor
de la paz mundial.
En Nagasaki los ciudadanos se están desempeñando
como “guías para la paz”, mostrando a
los estudiantes que visitan la ciudad en viajes de estudio,
los sitios donde permanecen restos del bombardeo atómico.
Además se realizan actividades a través de
las cuales se les brinda la oportunidad a los jóvenes
de escuchar las historias de las víctimas de la bomba
atómica, y así heredan sus deseos y esperanzas.
El Gobierno de Japón, en cooperación con las
ciudades de Nagasaki e Hiroshima y de las Naciones Unidas,
emprenderá esfuerzos para presentar a los países
del mundo las experiencias personales de las víctimas
de la bomba atómica, mediante la traducción
de sus historias al inglés y otros idiomas, en un
intento por expandir a nivel global las actividades educativas
para el desarme y la no proliferación nuclear.
Para aquellos que aún sufren las consecuencias de
las bombas atómicas, el gobierno ha venido proporcionando
medidas de ayuda integral, que comprenden las áreas
de salud y asistencia médica, así como también
de bienestar social.
En relación con la Demanda Judicial Colectiva por
el Reconocimiento de las Enfermedades derivadas de las Bombas
Atómicas, originada hace muchos años y que
se prolongaba en el tiempo, una nota de confirmación
se ha intercambiado en agosto de 2009 para concluir el caso.
Con fundamento en esta nota, el gobierno ha retirado la
apelación y ha establecido un fondo para asistir
a los damnificados.
Mientras tanto, para quienes aún esperan que se reconozca
que la bomba atómica fue causante de su enfermedad,
el gobierno hará todo cuanto esté a su alcance
para otorgarles dicho reconocimiento a la mayor brevedad
posible. Además, avanzaremos en el proceso para la
revisión del sistema de reconocimiento de los damnificados
a través de cambios en la legislación.
Asimismo, el gobierno reforzará la estructura de
asistencia para aquellos que estuvieron expuestos a los
bombardeos atómicos en el vientre materno y para
sus familiares, en función de sus solicitudes.
Por último, me gustaría hacer mención
a mi propia experiencia. Al estudiar física en la
universidad, me enteré sobre las Conferencias Pugwash
a través de las cuales el Dr. Albert Einstein y el
científico japonés Dr. Hideki Yukawa, quienes
estaban personalmente involucrados en el desarrollo de la
bomba atómica, realizaron un llamamiento para la
abolición de las armas nucleares. A lo que se enfrentaron
en ese momento fue a una contradicción: la ciencia,
que debería contribuir a la felicidad de la humanidad,
había dado origen a las armas nucleares, que amenazaban
la supervivencia de la misma. Al aprender acerca de las
actividades llevadas a cabo en dichas Conferencias, creció
en mí el deseo de ser parte en la resolución
de dicha contradicción. Ese fue uno de los motivos
por los cuales me convertí en político. Es
por ello que siempre quiero recordar este deseo original,
mientras redoblo mis mejores esfuerzos para la eliminación
de las armas nucleares del mundo.
Quisiera finalizar estas palabras ofrendando mis plegarias
para el reposo de las almas de las víctimas de los
bombardeos atómicos y mis mejores deseos para el
porvenir de todos los sobrevivientes y de sus deudos, para
el bienestar de todos los aquí presentes y de todo
el pueblo de la ciudad de Nagasaki.
9 de agosto de 2010
Naoto Kan
Primer Ministro de Japón