11 de marzo de 2009
Su Excelencia Dr. Luka Biong, Ministro de Asuntos Presidenciales del Gobierno de Sudán del Sur,
Su Excelencia Dr. Barnaba Marial Benjamin, Ministro de Cooperación Regional del Gobierno de Sudán del Sur,
Su Excelencia Sr. Samuel Poghisio, Ministro de Información y comunicación de la República de Kenia,
Su Excelencia Sr. Farid Zarif, Jefe de Gabinete de la Misión de Naciones Unidas en Sudán,
Sr. Geofrey Mugmya, Director de Paz y Seguridad de la Comisión de la Unión Africana,
Distinguidos panelistas,
Señoras y señores,
Quiero hacer llegar mi gratitud a todos ustedes por asistir hoy a esta Reunión de Seguimiento de la TICAD IV.
Si bien fue lamentable que Su Excelencia Sr. Salva Kiir, el Primer Vicepresidente de la República de Sudán, tuviera que cancelar su visita al Japón en razón de circunstancias atenuantes, es un gran placer para mí dar una cálida bienvenida al Ministro Biong en su representación y a los distinguidos especialistas en el actual estado de paz y estabilidad en África procedentes de Kenia, la Unión Africana y las Naciones Unidas.
Introducción: mi encuentro con África
Mi primer encuentro con África fue hace más de 30 años. En aquel momento, yo trabajaba en una empresa petroquímica y estaba a cargo de exportaciones de plantas. Una vez, nuestra empresa recibió consultas comerciales de Nigeria. Emprendí viaje y bajé en el aeropuerto de Lagos totalmente solo.
En ese momento, habían pasado nada más que doce años desde la independencia de Nigeria. Los nigerianos experimentaban una sensación de optimismo al comenzar a construir su nación por sí mismos. La vitalidad que inundaba el país no era la misma que en Japón. Si bien fue una estadía breve, tuve que manejarme solo para todo porque no había una oficina de representación extranjera. En consecuencia pude, no obstante, capitalizar muchas experiencias valiosas que nunca podría haber tenido en Japón. Gracias a esas experiencias, me interesé en lo que pasa en distintas partes de África.
Han transcurrido treinta años desde entonces. Últimamente, la economía de África se ha desarrollado rápidamente. Sus atractivos recursos subterráneos y su mercado potencial con una población de más de 900 millones de habitantes atraen la atención de todo el mundo. Las empresas japonesas también están ampliando aceleradamente sus actividades comerciales en África. Además, como lo demuestra el caso de los piratas somalíes, los incidentes en África están teniendo un impacto cada vez mayor en la seguridad de los japoneses y sus bienes. Por otra parte, al formar la Unión Africana (UA), los países africanos fortalecieron la integración regional en los ámbitos de la política y la economía, al mismo tiempo que van aumentando progresivamente su influencia en la comunidad internacional. Cuando pienso en estos cambios drásticos que se están produciendo en África, me embarga una profunda emoción.
La contribución de Japón a África
Japón se siente orgulloso de haber contribuido no menos que otros países al desarrollo africano a través del proceso de la Conferencia Internacional de Tokio sobre Desarrollo Africano, conocida también como TICAD. Llevamos a cabo la cuarta TICAD a nivel cumbre en Yokohama en mayo del año pasado y de ella derivaron distintas medidas de asistencia, entre otras, una promesa de duplicar la AOD a África y asistencia para duplicar la inversión extranjera en la región. Sumado a esto, establecimos el Plan de Acción de Yokohama que contiene una lista compilada de medidas específicas de asistencia concebidas para favorecer el desarrollo africano en los años venideros. También establecimos un mecanismo de seguimiento de la TICAD y la reunión ministerial de seguimiento para analizar la implementación de dichas medidas de asistencia tendrá lugar en Botswana, los días 21 y 22 de marzo de este año. En esa reunión, también abordaremos el impacto de la actual crisis financiera y económica en los países africanos y cómo podemos superar tan difícil situación. Aunaremos las voces de África respecto de estas cuestiones y las presentaremos en la próxima cumbre de Londres sobre los mercados financieros y la economía mundial en abril. Si la Dieta lo autoriza, estoy dispuesto a actuar como co-presidente del encuentro de Botswana para mantener un debate con los colegas africanos.
Asimismo, en el área de la paz y la estabilidad en África, nuestro país amplió la ayuda de diferentes maneras, centrándola en la “consolidación” de la paz alcanzada. Japón ha obtenido resultados significativos, como por ejemplo en la asistencia humanitaria a los refugiados y personas desplazadas internamente en Sudán y Chad, en la asistencia para la reconstrucción y el desarrollo de las instituciones para Liberia y Sierra Leone con miras a reconstruir sus países luego de la firma de acuerdos de paz, y en la asistencia para eliminar minas en Angola y en la República Democrática del Congo, entre otros.
Sin embargo, no hemos hecho más que comenzar a contribuir a la creación de paz en África. En otras palabras, nuestra contribución en la etapa inicial del proceso de construcción de paz, a saber, resolver conflictos, firmar y aplicar acuerdos de paz, recién acaba de empezar. Por lo tanto, hoy, me gustaría hablar de la manera en que Japón tiene la intención de cooperar en este campo, centrándose principalmente en cuatro áreas.
La participación activa para poner fin a los conflictos y lograr la paz
Lo que me gustaría mencionar primero es la participación activa para poner fin a los conflictos y lograr la paz.
La firma de un acuerdo de cese de hostilidades y un acuerdo de paz entre las partes es una condición previa para crear la paz. Dado que entre Japón y África existía una distancia geográfica e histórica, hasta ahora Japón no estuvo necesariamente involucrado en trabajar directamente con las partes en conflicto o en el proceso de lograr acuerdos de paz. Podría decirse que Japón vaciló en involucrarse en ese proceso. Sin embargo, junto con la expansión de nuestra presencia en el seno de la sociedad internacional, crecieron las expectativas de la comunidad global, incluso de África, relativas a la contribución más activa de Japón en la resolución de conflictos y las negociaciones de paz. Para responder a esas expectativas, nuestro país necesita fortalecer los esfuerzos en estos ámbitos como miembro responsable de la sociedad internacional.
Como ejemplo, permítanme por favor referirme a los casos de Sudán y Somalia.
Se dice que el conflicto en Darfur, Sudán, ha dejado hasta ahora más de 200 mil muertos y más de 2 millones de personas internamente desplazadas, y en este momento, se están desarrollando conversaciones de paz por iniciativa del gobierno qatarí. Hasta hace poco, Japón no había participado en este proceso de conversaciones de paz. Sin embargo, después de expresar nuestra disposición a colaborar activamente en las conversaciones de paz, así como en la ayuda humanitaria, Japón envió a nuestro representante a las conversaciones de paz de Doha por primera vez el mes pasado por invitación del gobierno qatarí y el Sr. Bassole, Jefe Mediador de la Unión Africana-Naciones Unidas para Darfur. En las conversaciones de Doha, pudimos transmitir directamente el mensaje del gobierno japonés a las partes y los países concernidos. Dicha acción por parte de Japón, basada en su posición neutral, ha sido bien recibida por dichos países.
Lo mismo puede decirse del caso de Somalia. Somalia sufre una guerra civil desde comienzos de la década de 1990. Recientemente, hemos visto tendencias positivas como la elección del nuevo presidente bajo el “Gobierno Federal de Transición” y el establecimiento de un nuevo Gabinete y Parlamento. Un representante japonés participó en la reunión del Grupo Internacional de Contacto (GIC) relativa a la situación somalí que se llevó a cabo por primera vez el mes pasado en Bruselas. En esa reunión, Japón declaró que ha implementado una ayuda equivalente a alrededor de 64 millones de dólares en estos dos últimos años para asistencia humanitaria, aumento de la seguridad y apoyo a la policía. La participación y el aporte de Japón a los debates fueron muy bien recibidos por los países interesados.
Huelga decir que ni los conflictos de Darfur ni los de Somalia se resolverán fácilmente y aún es imposible predecir si la acción positiva actual tendiente a la firma de acuerdos dará frutos. Pero de todos modos, Japón tiene la intención de trabajar arduamente para poner fin a los conflictos y alcanzar la paz junto con estos países.
Muchos de los temas tratados en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, del que Japón es miembro a partir de enero, atañen a la paz y la estabilidad en África. Japón, como miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, participará en esos debates de manera aún más activa.
Participación activa en la implementación de los acuerdos de paz
El segundo punto que quiero mencionar es nuestra participación activa a la hora de implementar acuerdos de paz. Japón está dando pasos para desempeñar un papel más activo también en este campo. Además del problema de Darfur, Sudán tiene otra cuestión importante: la implementación de un acuerdo de paz entre Sudán del Sur y del Norte. En Sudán, el conflicto entre el sur y el norte, que había durado 20 años, finalmente concluyó en 2005 y actualmente se está implementando un acuerdo de paz. El elemento más difícil que se implementó con retraso respecto de lo previsto en este proceso de paz fue el llamado DDR (desarme, desmovilización y reintegración) de los ex combatientes. Japón actuó como co-presidente en la reunión de donantes relativa al Programa DDR en junio pasado y mi Gobierno decidió aportar ayuda financiera equivalente a aproximadamente 17 millones de dólares para actividades de DDR adelantándose a todos los demás países. Este hecho estimuló al gobierno sudanés y a la sociedad internacional a abordar la cuestión de manera más activa. Para ser específico, a pesar de que el proceso de DDR había quedado en suspenso durante mucho tiempo, la decisión de Japón de aportar ayuda a las actividades de DDR hizo que el proceso de DDR comenzara oficialmente el 10 de febrero. En la Segunda Mesa Redonda sobre DDR llevada a cabo en Sudán del Sur, numerosos países expresaron su voluntad de seguir el mismo camino brindando ayuda para este proceso.
Incrementar el apoyo destinado a las capacidades para el mantenimiento de la paz en los países africanos
En tercer lugar, desearía enfatizar la importancia de mejorar la capacidad de África para construir la paz. África está incrementando sus esfuerzos hacia la creación de paz. Japón soporta alrededor del 17% del costo de las misiones de paz de la ONU y actualmente hay 16 misiones desplegadas en todo el mundo. Siete de dichas misiones que incluyen el 70% del personal total se encuentran en África. Numerosos integrantes de la misión en África provienen de países africanos. Las propias misiones de paz de África también se envían bajo los auspicios de la UA a países como Somalia. Estas misiones se despliegan para controlar los ceses de hostilidades, para mantener la seguridad y para mejorar las situaciones humanitarias en el terreno. De todas maneras, la capacidad de África para mantener la paz todavía está en las etapas iniciales y requiere un desarrollo mayor. En muchos casos, estas misiones deben hacer frente a una escasez de equipamiento y de personal calificado.
El año pasado, Japón fue sede de la Cumbre del G8 de Hokkaido Toyako y anunció una política tendiente a incrementar el apoyo destinado a desarrollar capacidades para el mantenimiento de la paz con la mira puesta en África. Como parte de nuestros esfuerzos para fortalecer estos potenciales, Japón ha estado implementando programas de apoyo a centros de capacitación para Operaciones de Paz en África. En estos programas, Japón amplió la ayuda para mejorar el programa de capacitación, ofrecer el equipamiento necesario y reparar las instalaciones de esos centros. En total, el año pasado se aportaron 14,5 millones de dólares estadounidenses a 5 centros de capacitación para Operaciones de Paz en países como Egipto, Ghana y Kenia. Este año, Japón lanzará su apoyo a centros de Operaciones de Paz en Sudáfrica, Benin y Nigeria. Además de este apoyo financiero, Japón envió a dos oficiales de la Fuerza de Autodefensa a centros de Operaciones de Paz en Egipto como conferencistas. Estos oficiales hablaron de sus experiencias y de las lecciones aprendidas a través de las actividades de reconstrucción de la Fuerza de Autodefensa en Irak y las operaciones de alivio de desastres en el exterior. El Sr. Hideaki SHINODA, Director del Centro de Constructores de Paz de Hiroshima y Profesor Adjunto de la Universidad de Hiroshima, es uno de los panelistas de hoy y también fue invitado como conferencista. Dio una charla sobre el desarrollo de recursos humanos para actividades de mantenimiento de paz en el terreno. Los pasantes apreciaron mucho estos debates a los que asistieron 35 personas de 9 países. Japón está empeñado en participar activamente en el mejoramiento de la capacidad de África para mantener la paz.
Aparte de las misiones de Operaciones de Paz de la ONU, estoy convencido de que la cantidad de misiones bajo los auspicios de la UA irá aumentando gradualmente. En Somalia, país que mencioné anteriormente, hay alrededor de 3.500 efectivos desplegados para la Misión de la UA en Somalia (AMISOM). Pero estas misiones africanas propias están enfrentando problemas financieros y necesitan el apoyo de la sociedad internacional. Japón ha estado aportando apoyo para estas misiones y continuará haciéndolo.
El último tema que quiero abordar se refiere a la contribución de nuestro personal a la construcción de paz en África. Desde el envío de las Fuerzas de Autodefensa para la misión de paz en Mozambique, durante 15 años aproximadamente, Japón no había enviado Fuerzas de Autodefensa a África. El año pasado, en cambio, enviamos dos oficiales de las Fuerzas de Autodefensa a la sede de la Misión de la ONU en Sudán (UNMIS). Actualmente, un total de 38 efectivos japoneses son enviados a tres operaciones de paz de la ONU, lo cual ubica a Japón en el puesto 81 sobre 120 países que colaboran. Pienso que debemos seguir incrementando nuestro aporte de personal, incluidos efectivos para las operaciones de paz. Me entusiasma el hecho de que, actualmente en Sudán, aun en medio de un entorno tan severo, 32 japoneses estén realizando contribuciones activas como parte del personal de la ONU y 26 como personal de organizaciones no gubernamentales. Entre ellos hay cuatro graduados y pasantes del Centro de Constructores de Paz de Hiroshima, una terakoya o “escuela” para el desarrollo de recursos humanos destinado a construir la paz, que está siendo promovido por el Ministerio de Relaciones Exteriores. Además, 2 efectivos japoneses están trabajando de manera diligente, literalmente día y noche, en la operación Híbrida Unión Africana/Naciones Unidas en Darfur (UNAMID), que es considerada una de las misiones de paz más difíciles del mundo. Me gustaría ver cada vez más japoneses capacitándose para trabajar al frente de la construcción de paz.
Conclusión
Garantizar la paz y la estabilidad en África es una empresa enorme y ardua que requiere profunda determinación y resolución. Japón ha acumulado experiencia, sabiduría y logros en el campo de la reconstrucción y el desarrollo. Sobre la base de lo que Japón ha logrado hasta ahora, mi Gobierno desea fortalecer su participación en todas las fases del proceso de construcción de paz, incluidas las negociaciones por la paz, algo en lo que Japón no ha destacado hasta el momento. Huelga decir que hay ciertas actividades de las que Japón puede ocuparse y otras que no. De todas maneras, pienso que podemos hacer más. Me gustaría explorar esta posibilidad en el mayor grado posible. Esta es la cuestión que quiero someter a discusión aquí.
Espero aprender todo lo posible de los debates de hoy.
Gracias por su amable atención.