Cultura y mentalidad japonesas

 

Discurso pronunciado por el Ministro Masaru Watanabe

en la 33° Feria Internacional del Libro.
27 de abril de 2007

 

 

1.Introducción:

 

Antes de entrar en el tema que voy a desarrollar aquí, debo hacer una aclaración. Los conceptos que voy a expresar hoy constituyen mis propias opiniones y no necesariamente reflejan las de mi gobierno. Como Ustedes saben, no puede haber una imposición acerca de qué es la cultura, salvo bajo un régimen totalitario. Por otra parte, una de las funciones que se asigna a los diplomáticos es difundir nuestra cultura en el mundo. Como verán el mundo está lleno de contradicciones. Espero que ustedes entiendan mi delicada situación.

Hoy quiero compartir con ustedes algunas consideraciones acerca del carácter de la cultura japonesa y de algunos aspectos de la idiosincrasia de los japoneses.

Antes de entrar en tema, quisiera clarificar a qué me refiero cuando hablo de “cultura”. La cultura no se limita a la ceremonia del té, a los arreglos florales o al Teatro Kabuki. La cultura es un concepto más amplio. La Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural adoptada por la Conferencia General de la UNESCO hace seis años, reafirma que “la cultura debe ser considerada como el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.

 

2. Carácter de la cultura japonesa: ¿Tradición contra Desarrollo?

 

Una de las preguntas más frecuentes que nos plantean a los japoneses que residimos en el exterior, es ¿porqué Japón pudo desarrollar industrias innovadoras de alta tecnología mientras preservó su cultura tradicional? Esta pregunta se basa en la convicción de que debería haber conflicto entre la cultura autóctona de Japón y la tecnología moderna, el crecimiento económico, la globalización y la influencia externa. Para mí, la coexistencia de la cultura y la tecnología no es nada que deba sorprender. Creo que la respuesta a este interrogante la encontraremos en la misma identidad de la cultura japonesa.

 

(1) Innovación compatible:

Esta identidad tiene, bajo mi punto de vista, dos caras. En primer lugar, en Japón, raramente han existido conflictos serios entre cultura e innovación. La innovación ha sido normalmente el resultado del progreso natural de lo que llamamos culturas “tradicionales”. La cultura japonesa ha sido innovación compatible por naturaleza. Y esta característica de la cultura japonesa no es nada nuevo. Dado que me llevaría mucho tiempo hablar de la historia de hace 120 siglos, permítanme ofrecerles algunas anécdotas del Período Edo, habitualmente considerado como un período de incubación de la cultura japonesa; es decir desde el comienzo del siglo XVII a la segunda mitad del siglo XIX. De hecho, muchas de las expresiones culturales japonesas comenzaron a florecer durante dicho período.

A veces me siento desconcertado cuando sólo las actividades o los bienes culturales antiguos son presentados como “japoneses”. ¿Qué ocurre entonces con el ANIMÉ japonés o el MANGA (los comics japoneses) que pueden verse 24 horas al día por el canal 61 ANIMAX de Cablevisión, o con las películas de Kurosawa, o con la música pop japonesa que son muy populares fuera de Japón? En la actualidad no dudamos en referirnos a estas manifestaciones como cultura japonesa. Casi el 40% de las publicaciones en el Japón de hoy es manga.

Aquellos que piensen que esto es cultura moderna y no tradicional, se sorprenderían si supieran que el manga o los comics japoneses tienen su origen en los pergaminos EMAKI, que reflejaron la cultura aristocrática gobernante en Japón desde fines del siglo IX hasta el siglo XV. Dichos pergaminos crearon una sensibilidad que hizo que el manga y el animé sean lo que son hoy, combinando texto con ilustraciones, y ofreciendo un retrato crítico y humorístico de la humanidad. La pintura UKIYOE es otra conocida manifestación artística japonesa relacionada con el manga actual. Los libros de dibujos infantiles llamados EHON del período de Edo se componen de una serie de ilustraciones. El texto y los diálogos se ubican en los espacios vacíos de los dibujos y juntos cuentan una historia. Estos son los ancestros del manga en tiempos pre-modernos.

(2) Abierta a la cultura foránea:

En segundo lugar, ¿Ustedes piensan que Japón ha venido manteniendo su cultura tradicional en forma original, sin ser afectada por culturas foráneas por siglos? Todo lo contrario. A través de su larga historia, con la excepción de un período muy corto, Japón ha sido abierto y receptivo a las culturas del exterior. La absorción de otras culturas se ha convertido en la fuente misma de su fortaleza. Es decir, la naturaleza de la cultura japonesa siempre ha adoptado diversidad y un toque internacional.

He dicho “con la excepción de un período muy corto”, que corresponde a unos 200 años de una política aislacionista del gobierno de Edo. Pero aún este período, no era de completo encierro. La política de aislamiento nacional no debe ser interpretada como que Japón estaba completamente cerrado al mundo exterior, ni a sus conocimientos, tecnología y cultura. Es indiscutible que durante el período Edo Japón mantuvo vínculos de una forma u otra con algunos países. En estos días, se está investigando mucho y se están reconociendo muchos méritos del período Edo. Un ejemplo son las misiones extranjeras, que viajaban hacia Edo para solicitar audiencias con el shogun. Los periódicos viajes de las misiones extranjeras, ayudaron al aumento de estudios extranjeros hacia fines del siglo XVIII y principios del XIX, lo cual cimentó las bases para la extensión de las ciencias modernas en Japón. Esto también tuvo un impacto significativo sobre la cultura y la sociedad foránea.

Pero pensándolo bien, sin embargo, esto no constituye una particularidad de Japón. Historias similares se repiten en muchos lugares del mundo demostrando cómo una cultura se extiende y desarrolla en otras partes del globo. Algunos ejemplos populares como el vino Malbec cuya uva es originaria del Sudoeste de Francia, donde no se aprecia demasiado. Esta cepa se ha convertido en el vino típico de la Argentina, donde ha encontrado las características ecológicas más propicias para su desarrollo. De esta forma, el malbec argentino ha alcanzado un reconocimiento internacional y ha sido premiado con merecidas medallas en concursos enológicos.

Otra vez me voy a apartar aquí, si me permiten, de la línea central de mi disertación. Ya que hemos visto algunas características culturales de Japón y ahora nos dirigimos hacia el interesante tema de la mentalidad japonesa, permítanme tratar de realizar una comparación entre el carácter de los argentinos y de los japoneses. Puedo pensar en tres diferencias notorias entre argentinos y japoneses; 1) Japón es un país relativamente homogéneo desde el punto de vista cultural, mientras que Argentina es un país “crisol de razas”; 2) los japoneses practican religiones no monoteístas (el shintoismo, el budismo...etc,) mientras que los argentinos se adhieren a las religiones monoteístas como el catolicismo o el judaísmo y 3) la escasez de territorio y la gran cantidad de población condicionan el carácter de los japoneses, mientras en Argentina pasa lo mismo con la abundancia de territorio y de recursos naturales.
En cuanto a las similitudes, entre argentinos y japoneses podemos afirmar que 1) ambos absorbimos culturas foráneas (Japón de China e India antiguamente y de Europa recientemente. Argentina de España e Italia principalmente); 2) a ambos nos encanta el fútbol; 3)que ambos pueblos saben salir de las crisis airosamente.

 

3. Análisis de la mentalidad japonesa:


La cultura es creada y desarrollada por los seres humanos. Si la cultura de un país tiene determinadas características, éstas deben ser el reflejo del carácter de su gente. Fue el carácter inalterado del pueblo japonés el que formó las antes mencionadas peculiaridades de la cultura japonesa. Por conveniencia, me tomé la libertad de catalogar la mentalidad japonesa en dos categorías..

La primer y principal característica de los japoneses es la “curiosidad”. Somos curiosos, indagadores y perseverantes. Esto explica otras peculiaridades frecuentemente observadas en la forma de pensar y en las acciones del pueblo y la sociedad japonesa; tales como la creatividad, la devoción extrema por el trabajo, un fuerte interés en la educación, la competencia feroz en los negocios, el realismo, etc.

La segunda característica es la “armonía”: Cuando digo “armonía” esto significa la preferencia de relaciones armónicas con otras personas y con la naturaleza que nos rodea. Este concepto lleva a otras particularidades de la mentalidad típica japonesa tales como la toma de decisiones por consenso, el trabajo en equipo, la tolerancia y la coexistencia o filosofía simbiótica, etc.

Permítanme demostrar mi análisis, ilustrándolos con algunas historias y casos, con el foco principal puesto en la historia pasada del Japón. Espero que les ayude a comprender cómo estos dos conceptos “curiosidad” y “armonía” han sido dominantes en la mentalidad japonesa desde hace tiempo. También espero que esta disertación les ayude a entender la mentalidad y el corazón de sus contrapartes japoneses, sean éstos colegas, novios, novias en el futuro. Si encuentran un caso en el que mi teoría no se aplica, por favor no me tomen por un mentiroso, sino que recuerden el famoso axioma que dice que “cada regla tiene su excepción”.

 

(1) Curiosidad.

Permítanme hablarles ahora de algunas peculiaridades de la mentalidad de los japoneses que espero pueda ser entendida con la palabra clave “curiosidad”.

a) Turismo y Transporte.

El período Edo fue un tiempo de paz nunca visto en la historia de Japón. Con la paz y la seguridad consolidadas, los japoneses disfrutaron mucho de los viajes donde descubrían y experimentaban cosas nuevas. Muchos de los diarios de viajes escritos en la era Edo son hoy muy famosos y ampliamente leídos como grandes piezas literarias. Como muchos de los sistemas que se desarrollaron durante el período Edo, el sistema de transporte de Japón, centrado en autopistas dotadas de ciudades postas (conocidas como “estaciones”), fueron designadas originalmente no para el transporte privado sino con propósitos militares. Cinco de las más importantes autopistas incluyendo la de Tokaido que une Tokio con Osaka fueron creadas originariamente con el objetivo de que los shogunes pudieran enviar gran cantidad de tropas a cualquier parte del país. Este sistema de autopistas y estaciones del período Edo le brindó a la gente una forma de viajar y de transportar gran cantidad de bienes eficientemente y con seguridad. Y esto a la larga preparó el camino de un auge sin precedentes en los viajes recreativos. El destino más popular de estos viajes recreativos era el Santuario Shintoísta de Ise. De acuerdo con las estadísticas de comienzos del siglo XVIII, el número de peregrinos que visitaron el Santuario de Ise durante los primeros cuatro meses de cada año (la temporada de vacación de los campesinos) alcanzó los 420.000.

b) Desarrollo Tecnológico.

He afirmado que algunas de las manifestaciones culturales japonesas “tradicionales” empezaron a florecer en el Período Edo. ¿Pero qué pasa con la tecnología? La tecnología también prosperó durante el Período Edo o hasta incluso antes, y estuvo íntimamente relacionada con el desarrollo de la cultura japonesa.

<1> Armas de fuego; Génesis de la producción en masa.

Las armas de fuego fueron introducidas desde el exterior en Japón en 1543. En pocos años, los fusiles fabricados en Japón se vendían en los mercados de Kioto y Osaka. La demanda de armas fue muy alta en el Período de los Estados en Guerra, cuando se producen guerras civiles esporádicas entre los lores, y los fabricantes de espadas se apresuraban en reproducir el nuevo invento. Hacia fines del siglo XVI, Japón ya era el productor número uno de fusiles en el mundo; esta producción en masa es previa a la llamada Revolución Industrial en Gran Bretaña.

<2> Relojes; trabajo minucioso.

 

Otro ejemplo lo constituyen los relojes. El reloj mecánico también fue introducido alrededor de la misma época. El reloj que el jesuita Francisco Xavier presentó en 1551 se cree que ha sido el primer reloj introducido en Japón. Hacia fines del siglo XVI, nació el primer reloj mecánico en Japón. Como pueden observar, tomó más tiempo la producción de relojes mecánicos en Japón que la producción de fusiles. La razón radica en que no es fácil crear un reloj que represente el sistema de tiempo japonés. En los relojes europeos, las horas tienen siempre la misma duración. En Japón, el tiempo se mide por horas desiguales o estacionales, dividiendo el tiempo desde el amanecer hasta el atardecer en seis partes iguales. La extensión de cada parte, entonces, era elástica, siendo las horas más largas en verano y más cortas en invierno. Los artesanos mecánicos japoneses entonces no imitaron simplemente el trabajo de los relojes occidentales, sino que realizaron modificaciones propias. Después, los relojeros japoneses llegaron a producir marionetas mecánicas e instrumentos de precisión para astrónomos y topógrafos, transformándose de artesanos en ingenieros.

Permítanme realizar un nuevo paréntesis aquí. Hace unos días disfruté viendo la famosa película “El Tercer Hombre” cuyo actor principal es el renombrado y ya fallecido Orson Wells. Hay una escena en la que Wells le dice a su amigo algo así “En Italia durante mil años con los Borgias, tuvieron guerras, terror, asesinatos y derramamiento de sangre, pero también produjeron a Miguel Ángel, da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, tuvieron hermandad y amor. Durante 500 años de democracia y paz, ¿qué produjeron? El reloj cucú”. La primera vez que vi la película 30 años atrás, pensé que la paz y el arte eran incompatibles. Quizás sólo en las películas. En Asia, en cambio, en el Período Edo de Japón tuvimos paz, relojes, y excelentes trabajos artísticos juntos.

 

c) Mercado a futuro. Modelo comercial innovador en el período Edo.

Es bien sabido que la principal mercancía distribuida a lo largo de toda la nación en aquella época era el arroz. Naturalmente este producto agrícola sufría, a menudo, fluctuaciones de precios dependiendo de una buena o mala cosecha cada año. Los comerciantes de Osaka, centro mercantil de Japón, inventaron el sistema moderno y estable del mercado a futuro, el primero en el mundo. El mercado a futuro consistía en fijar de antemano el valor del arroz para garantizar el precio a los agricultores. Este mecanismo contribuyó al suministro estable de alimentos, posibilitando la alimentación de gran cantidad de personas y favoreciendo así el crecimiento de la población. Como resultado del próspero mercado comercial y financiero basado en la iniciativa privada, como este mercado a futuro, la capital de Japón tenía una población de un millón de habitantes al comienzo del siglo XIX, mientras que la población de Londres era de ochocientos mil habitantes y la de París de quinientos mil.

d) Afecto por las máquinas.

 

Por cierto, parece haber una diferencia considerable entre la sensibilidad japonesa y la occidental hacia los dispositivos mecánicos. Aproximadamente la mitad de los robots industriales que operan en el mundo se encuentran en Japón. Cuando los robots aparecieron por primera vez en las líneas de producción hace 20 años, los obreros japoneses les dieron la bienvenida como nuevos miembros del equipo, pegándoles fotografías de cantantes populares y llamándolos por los nombres de dichos cantantes y actores conocidos. Esto fue catalogado por los medios de prensa extranjeros como una costumbre excéntrica, pero tiene perfecto sentido a la luz de la mentalidad por la cual los japoneses sienten afecto por los muñecos mecánicos y han hecho del dibujo animado “Tetsuwan Atomu”, conocido aquí como ASTROBOY, un héroe nacional. La propensión a considerar a las máquinas como seres vivientes y el deseo de comunicarse con ellos es una tradición japonesa que se transmitió desde el Período Edo. Esto se debe a que los japoneses creen que cada cosa tiene un espíritu o alma. En Argentina, en la planta que la empresa Toyota tiene en Zárate, los robots japoneses y los empleados argentinos también trabajan amigablemente.

 

(2) Armonía:

Si alguno de Ustedes ha tenido la oportunidad de negociar con algún hombre de negocios japonés, puede haber notado que no muchos japoneses dicen directamente “No” al rechazar una propuesta. Los japoneses suelen responder cosas como “Entiendo perfectamente la razón de su propuesta, pero existen diversas dificultades que impiden la realización de la misma”…Voy a realizar todos los esfuerzos que estén a mi alcance para que su propuesta sea aceptada… pero mi poder es limitado…”, etc. Es decir, la respuesta es a veces muy extensa y poco concreta. En la mentalidad japonesa, preferimos evitar cualquier confrontación innecesaria. Con una explicación extensa de la situación esperamos que el interlocutor esté de acuerdo con nuestra posición por voluntad propia, sin tener que negarnos rotundamente a la solicitud ni obligar al interlocutor a aceptar nuestra contra-oferta. En casi todas las empresas japonesas, organismos gubernamentales e incluso en el Congreso, muchas de las decisiones se toman por consenso. En las Naciones Unidas el Gobierno del Japón raramente ha solicitado tomar decisiones mediante el voto. Como ustedes saben, pedir voto es mostrarse en contra. Según recuerdo cuando desempeñé mi cargo por tres años en la Misión Permanente de Japón ante los Organismos Internacionales de Ginebra, Japón solicitó la votación en una sola oportunidad. Y alguien me comentó en aquella ocasión que esa solicitud de voto puede haber sido la primera hecha por el Gobierno de Japón en toda su historia.

 

a) La primera Constitución Japonesa.

Es asombroso leer un artículo de la primera Constitución Japonesa de comienzos del siglo VII. El artículo primero de la Constitución expresa que “la armonía (denominada “wa” en japonés) debe ser respetada”. Esta es la regla fundamental de la nación, ubicada al principio de la Constitución y que precede a otros artículos como “debe respetarse el budismo”, o “acatar las órdenes del Emperador”.

b) Toma de Decisiones por consenso.

No es necesario aclarar, que los japoneses piensan muy distinto respecto a diferentes temas y problemas. Siempre existen miembros rebeldes en las organizaciones, incluso en Japón. El punto aquí es que ponerse de acuerdo dentro del grupo o la comunidad por el bien del trabajo en equipo es considerado una virtud. En consecuencia, la mayoría de las decisiones se toma por consenso con el acuerdo o al menos la aquiescencia de todos.

La toma de decisiones por consenso significa que todos los miembros comparten la misma información relevante, están de acuerdo con los objetivos que se persiguen y conocen que rol ocupan en la organización. Es un mérito para la organización. En líneas generales, cuando el sistema legal de una sociedad no es lo suficientemente claro como para resolver un problema, la “armonía” entre los miembros de la comunidad puede funcionar como una norma virtual, y así puede surgir una solución más aceptable y adecuada. En la actualidad, sin embargo, cuando existen tantos intereses irreconciliables, es prácticamente imposible imponer un consenso en todos los asuntos. Entonces tenemos que admitir que demasiado adherirse a la armonía a veces impide la movilidad de una organización.

c) Teoría de la Evolución contra Teoría de la Simbiosis.

 

En la mentalidad japonesa el respeto a la armonía va más allá de las relaciones humanas. Los japoneses sienten por instinto que la armonía debe ser mantenida también con la naturaleza y con las culturas del exterior. Nos sentimos incómodos si esta armonía es perturbada. Me hace pensar en el Darwinismo. [Permítanme realizar un gran salto]. Como Ustedes saben Charles Darwin, un científico británico del siglo XIX desarrolló la “Teoría de la Evolución” o la “Teoría de la Supervivencia del Más Apto”. El decía que sólo los más aptos de cada especie sobreviven a través de la competencia con los otros, de lo cual se deriva la evolución de la especie. La teoría es tomada como sentido común en Europa y contribuyó a la convicción europea de que “la civilización occidental ha personificado el valor universal de la democracia liberal y está en la cima de la evolución humana”. Aquí surgen dos estudiosos japoneses que desafían el Darwinismo, el Dr. Kinji Imanishi y el Dr. Tadao Umesao. A mediados del siglo pasado, ellos argumentaron que 1) la evolución de las especies o culturas se produce no sólo por competencia sino también por simbiosis, o en un lenguaje más coloquial, por coexistencia; 2) la evolución puede desarrollarse en muchas áreas simultáneamente dada la interacción entre seres vivientes y el ambiente que los rodea; 3) en consecuencia, existen muchos otros estilos de evolución no europeos en el mundo. Esta teoría se llama la “Teoría de la Simbiosis”. Los japoneses, que hacen mucho por la armonía, se sienten más cómodos con esta teoría de la simbiosis, que con la teoría de la batalla y la supervivencia.

 

4. Conclusión:

 

Para finalizar, desearía expresar mi convicción de que el intercambio personal y el intercambio cultural son las bases para el entendimiento mutuo. Este entendimiento mutuo entre naciones llevará a la interacción de las culturas, lo que eventualmente enriquecerá nuestras propias vidas cultural y espiritualmente así como también desarrollará aún más las relaciones amistosas entre los países. Argentina y Japón, en particular, con sus similitudes y diferencias, han logrado que esa interacción e intercambio cultural crezca cada vez más, basado en el respeto y la admiración mutua por la cultura del otro, afianzando las centenarias relaciones de amistad ente ambos países.

Muchísimas gracias por su amable atención.