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                      de agosto de 2005
                     
                    Con 
                      motivo del 60 aniversario del final de la guerra, reafirmo 
                      mi determinación de que Japón no debe retomar 
                      jamás el camino de la guerra reflejando que la paz 
                      y la prosperidad que disfrutamos hoy están fundamentadas 
                      en el inestimable sacrificio de aquellos que perdieron sus 
                      vidas en la guerra en contra de su voluntad.
                     
                     
                      Más de tres millones de compatriotas fallecieron 
                      en la guerra, en el campo de batalla añorando sus 
                      hogares y preocupados por sus familias, mientras otros murieron 
                      por la devastación de la guerra o después, 
                      en lejanos países.
                     
                     
                      En el pasado, Japón, como consecuencia de su agresión 
                      y de su dominio colonialista, causó un tremendo daño 
                      y sufrimiento a ciudadanos de muchos países, especialmente 
                      a los de las naciones asiáticas. Afrontando con humildad 
                      estos acontecimientos de la historia, expreso una vez más 
                      mis sentimientos de profundo arrepentimiento y mis sinceras 
                      disculpas, así como también expreso mi dolor 
                      por todas las víctimas de la guerra, tanto dentro 
                      como fuera de nuestro país. Estoy decidido a no permitir 
                      que la lección aprendida de tan horrible acontecimiento 
                      se erosione en la memoria, y a contribuir a la paz y prosperidad 
                      del mundo sin recurrir a la guerra.
                     
                     
                      Después de la guerra, Japón se reconstruyó 
                      a sí mismo desde la devastación gracias a 
                      los incesables esfuerzos de su pueblo y a la ayuda dispensada 
                      por muchos países, asimismo aceptó el Tratado 
                      de Paz de San Francisco que supuso el primer paso de su 
                      reversión a la comunidad internacional. Japón 
                      ha mantenido con determinación su principio de resolver 
                      todos los asuntos de manera pacífica, nunca por la 
                      fuerza, y aportar de manera activa material y personal de 
                      ayuda para la paz y prosperidad del mundo a través 
                      de los programas de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) 
                      y de las operaciones para el mantenimiento de la paz de 
                      Naciones Unidas.
                     
                     
                      La historia de Japón de la postguerra ha sido realmente 
                      el reflejo de su arrepentimiento por la guerra a través 
                      de sus acciones durante seis décadas de paz.
                      
                      Actualmente, las generaciones posteriores a la guerra sobrepasan 
                      el 70% de la población de Japón. Todos y cada 
                      uno de los ciudadanos japoneses, por experiencia propia 
                      o por la educación de orientación pacífica, 
                      anhelan la paz internacional. Hoy en día, muchos 
                      japoneses desarrollan actividades relacionadas con la paz 
                      y la ayuda humanitaria por todo el mundo a través 
                      de programas como el de Jóvenes Voluntarios para 
                      la Cooperación en el Extranjero, que han merecido 
                      la confianza y el gran aprecio de la población local. 
                      Los intercambios con países asiáticos en una 
                      amplia gama de áreas, como economía y cultura, 
                      han alcanzado un nivel sin precedentes. Creo que es preciso 
                      trabajar unidos con otros países asiáticos, 
                      sobre todo con China y Corea del Sur, los más próximos 
                      a Japón separados únicamente por una estrecha 
                      franja de agua, para mantener la paz y perseguir el desarrollo 
                      de la región. Afrontando directamente el pasado y 
                      reconociendo correctamente la historia, pretendo construir 
                      un futuro orientado hacia las relaciones de cooperación 
                      basadas en el mutuo entendimiento y confianza entre los 
                      países asiáticos.
                     
                     
                      La comunidad internacional se enfrenta ahora a los desafíos 
                      más complejos y difíciles que antes no se 
                      podían imaginar: el progreso en los países 
                      en vías de desarrollo, la lucha contra la pobreza, 
                      la conservación del medio ambiente a nivel mundial, 
                      la no proliferación de armas de destrucción 
                      masiva y la prevención y erradicación del 
                      terrorismo. Con el fin de contribuir a la paz mundial, Japón 
                      desempeñará de manera activa el papel como 
                      miembro responsable de la comunidad internacional manteniendo 
                      firmemente su promesa de renunciar a la guerra basándose 
                      en su experiencia como único país que ha sufrido 
                      bombardeos atómicos y en la trayectoria que ha seguido 
                      a lo largo de estos 60 años después de la 
                      guerra.
                     
                     
                      Con esta ocasión del 60 aniversario del final de 
                      la guerra, Japón, como nación que ama la paz, 
                      manifiesta hoy de nuevo que trabajará con todos sus 
                      recursos para alcanzar la paz y prosperidad de toda la humanidad 
                      junto con el resto de países que compartan esta voluntad.