DECLARACIÓN DEL PRIMER MINISTRO, JUNICHIRO KOIZUMI CON MOTIVO DEL 60 ANIVERSARIO DEL FINAL DE LA GUERRA

 

15 de agosto de 2005

 

Con motivo del 60 aniversario del final de la guerra, reafirmo mi determinación de que Japón no debe retomar jamás el camino de la guerra reflejando que la paz y la prosperidad que disfrutamos hoy están fundamentadas en el inestimable sacrificio de aquellos que perdieron sus vidas en la guerra en contra de su voluntad.

 

Más de tres millones de compatriotas fallecieron en la guerra, en el campo de batalla añorando sus hogares y preocupados por sus familias, mientras otros murieron por la devastación de la guerra o después, en lejanos países.

 

En el pasado, Japón, como consecuencia de su agresión y de su dominio colonialista, causó un tremendo daño y sufrimiento a ciudadanos de muchos países, especialmente a los de las naciones asiáticas. Afrontando con humildad estos acontecimientos de la historia, expreso una vez más mis sentimientos de profundo arrepentimiento y mis sinceras disculpas, así como también expreso mi dolor por todas las víctimas de la guerra, tanto dentro como fuera de nuestro país. Estoy decidido a no permitir que la lección aprendida de tan horrible acontecimiento se erosione en la memoria, y a contribuir a la paz y prosperidad del mundo sin recurrir a la guerra.

 

Después de la guerra, Japón se reconstruyó a sí mismo desde la devastación gracias a los incesables esfuerzos de su pueblo y a la ayuda dispensada por muchos países, asimismo aceptó el Tratado de Paz de San Francisco que supuso el primer paso de su reversión a la comunidad internacional. Japón ha mantenido con determinación su principio de resolver todos los asuntos de manera pacífica, nunca por la fuerza, y aportar de manera activa material y personal de ayuda para la paz y prosperidad del mundo a través de los programas de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y de las operaciones para el mantenimiento de la paz de Naciones Unidas.

 

La historia de Japón de la postguerra ha sido realmente el reflejo de su arrepentimiento por la guerra a través de sus acciones durante seis décadas de paz.

Actualmente, las generaciones posteriores a la guerra sobrepasan el 70% de la población de Japón. Todos y cada uno de los ciudadanos japoneses, por experiencia propia o por la educación de orientación pacífica, anhelan la paz internacional. Hoy en día, muchos japoneses desarrollan actividades relacionadas con la paz y la ayuda humanitaria por todo el mundo a través de programas como el de Jóvenes Voluntarios para la Cooperación en el Extranjero, que han merecido la confianza y el gran aprecio de la población local. Los intercambios con países asiáticos en una amplia gama de áreas, como economía y cultura, han alcanzado un nivel sin precedentes. Creo que es preciso trabajar unidos con otros países asiáticos, sobre todo con China y Corea del Sur, los más próximos a Japón separados únicamente por una estrecha franja de agua, para mantener la paz y perseguir el desarrollo de la región. Afrontando directamente el pasado y reconociendo correctamente la historia, pretendo construir un futuro orientado hacia las relaciones de cooperación basadas en el mutuo entendimiento y confianza entre los países asiáticos.

 

La comunidad internacional se enfrenta ahora a los desafíos más complejos y difíciles que antes no se podían imaginar: el progreso en los países en vías de desarrollo, la lucha contra la pobreza, la conservación del medio ambiente a nivel mundial, la no proliferación de armas de destrucción masiva y la prevención y erradicación del terrorismo. Con el fin de contribuir a la paz mundial, Japón desempeñará de manera activa el papel como miembro responsable de la comunidad internacional manteniendo firmemente su promesa de renunciar a la guerra basándose en su experiencia como único país que ha sufrido bombardeos atómicos y en la trayectoria que ha seguido a lo largo de estos 60 años después de la guerra.

 

Con esta ocasión del 60 aniversario del final de la guerra, Japón, como nación que ama la paz, manifiesta hoy de nuevo que trabajará con todos sus recursos para alcanzar la paz y prosperidad de toda la humanidad junto con el resto de países que compartan esta voluntad.